martes, enero 10, 2006

Límite

Tal vez sea una persona aburrida, tal vez he empezado a madurar, tal vez sea que soy adicto a la adrenalina.

Después de manejar el Renault Clío de mis hermanos y de recordar la manera en como se manejaba el Ford Ka, puedo llegar a la conclusión de que un auto divertido no es el más rápido, ni el más potente, ni el que tenga los mejores frenos. Un auto divertido es aquel en el que puedes pasar la mayor parte del tiempo en el límite de conducción del automóvil.

Ahora entiendo a Trulli, piloto de F1 que correrá para Toyota este año, cuando decía que prefería manejar su Fiat 500 a 100 kmh, que algún auto deportivo al doble de velocidad.

Entonces lo que estoy diciendo es: mientras más lento mejor. Pues en un superdeportivo difícilmente lo podremos llevar al límite en condiciones normales de manejo. No me imagino viniendo a trabajar en el tráfico de la ciudad de Monterrey, en un Porsche Carrera GT a 270 kmh sobre Gonzalitos o Gómez Morín, y no porque el auto no alcance la velocidad, sino que sólo a alguna hora de la madrugada, entre las 3 y 4 am, encontraría suficiente espacio libre para poder correr un auto así. Oh, me olvidaba de los baches y las ondulaciones en el pavimento. Realmente un auto así de rápido no es para una ciudad como esta. Bueno, tal vez estoy exagerando al decir que un GT, pero hablando de un 911 Turbo, que ese sí es un auto de calle. También me es difícil pensar en llevarlo al límite todos los días.

Con un auto más pequeño, y de menos capacidad, el límite siempre va a estar a la vuelta de la esquina. Los frenos perdonan menos, la capacidad de respuesta del auto también. Se puede manejar al límite durante una mayor cantidad de tiempo.

A final de cuentas, el placer de manejo no viene de la sensación de velocidad pura, sino de la sensación de que se está a punto de perder el control y aún así, se sigue adelante. Por eso es que es divertido correr go-karts. 35 kmh difícilmente se pueden definir como rápido, pero en una carrera donde a esa velocidad todos los autos están a punto de perder el control, la emoción deja de estar en la velocidad absoluta (o relativa que para términos del presente es lo mismo) y pasa a estar en la velocidad de reacción del conductor. Una carrera de karts es difícil, porque si pierdes el control y te sales de la pista, el diferencial de velocidad es tan pequeño, que una vez que cometes un error, prácticamente es imposible ganar, a menos que quienes vayan delante de ti también fallen. Durante esos momentos de tranquilidad al frente, cuando nadie te persigue, puedes darte el lujo de manejar seguro (y por lo tanto aburrirte), pero cuando alguien te está presionando, tienes que ir manejando al límite, combatiendo a menudo subviraje y sobreviraje en la misma curva y casi al mismo tiempo.

Muchas veces me ha tocado correr y oir a los competidores que la carrera estuvo aburrida, y tal vez para ellos lo haya estado, pues no cometer ningún error y ni siquiera estar cerca de cometerlo, es como estar manejando en la calle. También me ha tocado escuchar a a quienes terminan en segundo o tercer lugar y dicen que la carrera fue muy buena, pues se la pasaron todo el tiempo intercambiando lugar con el ganador y haciéndolo cometer errores y a la vez cometiendo errores ellos mismos, manejando más allá de la capacidad del kart.

No hay que malinterpretar, tanto en la pista como en la calle, manejar 'más allá' del límite siempre es más lento que manejar 'debajo' o 'justo en', y no sólo más lento, sino que más peligroso. No obstante, las probabilidades de quedarnos dormidos mientras manejamos 'debajo' o 'justo en' son mayores que manejando 'más allá', y eso también trae su grado de peligrosidad, pero es un tema que ya tocaré en otra ocasión.

Yo ya tuve un accidente a más de 120 kmh, sorpresivamente el auto sobrevivó y los niños de afuera de la escuela también. La única lesión que tuve fue al bajarme del auto, pues atrapado entre coraje y desesperación le di una patada al Phantom con mi pie derecho, que entonces se recuperaba de una reciente fractura. Sobrepasé el límite del auto y pagué por ello. Ese día las cosas pudieron haberse puesto muy feas. De haber ido en el Ka y manejando igual de agresivo, probablemente no iría a más de 80 kmh, y de hecho probablemente no hubiera habido accidente. De haber ido manejando un Porsche, iría a más de 150 kmh y los daños hubieran sido considerablemente mayores, casi seguro fatales, y no sólo para mí.

No porque sea más divertido manejar en el límite, quiere decir que debemos hacerlo. No hay que olvidar que aún en la pista, donde es un ambiente controlado, las cosas pueden salir mal. El orden de magnitud se incrementa exponencialmente mientras más variables y entropía el agregamos al sistema, justo como ocurre en la calle.

Pero aún cuando, de vez en cuando, es necesario manejar al límite, es muy probable que sea más divertido en un auto pequeño y económico que en uno veloz y caro... además, la física simple nos dice que es más fácil que podamos contar, en persona, de un accidente que tuvimos a 100 kmh en un Vocho, que uno a 250 kmh en un Porsche Boxter. Y eso, en cierta forma, tiene un glamour que ningún super auto puede comprar.

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