martes, marzo 22, 2011

Adán y Eva


2/10/10... Estos días he tenido mucho tiempo para volver a pensar en cómo funcionan las cosas, y he sido más crítico de los demás que lo que solía ser. Siendo como soy, intenté buscar en el pasado y recordar donde fue que todo esto se originó.

Recuerdo los días de antaño, cuando era niño y escuchaba a los adultos y sus 'conversaciones de gente grande'… diciendo cosas que en ese momento a mí me parecían falsas, fantásticas, increibles, ridículas, imposibles o combinaciones en distintos grados de esos adjetivos.

Que sí Adán y Eva o el apocalipsis. La tercera guerra mundial a la vuelta de la esquina. Las maldiciones y la mala suerte.

En ese entonces recuerdo que no hacía otra cosa que asentir y muy para mí (con lo introvertido que siempre he sido) me decía: "De acuerdo, pero tú y yo sabemos que estás bromeando ¿cierto?"

Pasaron los años y olvidé todas esas críticas que yo sabía que algún día, cuando creciera, podría entender mejor. Quería entender el punto axial en el que comprendería por qué los adultos se engañaban con esas mentiras que a mí me parecían tan obvias. El caso es que ese punto axial nunca llegó y terminé por olvidarlo.
Lo que sí ocurrió fue que descubrí que la gente no jugaba a engañarse, sino que realmente creían firmemente en lo que decían. Hubo un tiempo, cuando tenía 7 u 8 años, que le tenía un temor enorme a las noches despejadas y sin Luna.  Creciendo a las orillas de un pueblo como Jerez, a mitad de los 80's el cielo realmente se veía negro. Me sobrepasaba el pensar sobre lo enorme del universo y lo pequeño que me sentía yo en comparación. Volteaba a ver al cielo oscuro y tenía un temor enorme a no comprender lo que veía. 

Hoy en día sigo sin comprender muchas cosas, y me pregunto ¿en cuántas cosas erróneas sigo creyendo sólo porque mi limitada visión del universo no me permite entender de otra forma? no puedo hacer más que dudar...

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