jueves, mayo 25, 2006

En el autódromo

Por lo general, al levantarme lo primero que hago es encender la computadora y luego abrir la llave del agua caliente para meterme a bañar. Se ha vuelto como una rutina, checar mis juegos de BATRacer mientras se desperdicia el agua, y darme cuenta que por más que ponga énfasis en la confiabilidad y que tenga una estrategia que me hará ganar la carrera, terminaré en último lugar, pues alguien más que tuvo la precaución de poner la agresividad en 'kamikaze' terminará chocando contra mí, tanto al pasarme como al momento de intentar pasarlo unas curvas después.

El caso es que el día de hoy no inicié con la rutina básica, pues lo primero que hice fue encender el televisor para buscar en la programación si en alguna hora del día, FoxSports transmitiría la práctica para el Gran Premio de Mónaco.

Hay que recordar que el Gran Premio de Mónaco de Fórmula 1 es todo, menos ordinario. Los autos aceleran hasta a 285 KMH entre calles tan angostas, que ya quisieran muchas top models estar así de delgadas. Es toda una prueba a la habilidad de conducción de los pilotos, pues siendo el resto del año calles de la ciudad, no hay zonas de escape o trampas de arena que salgan al rescate si uno se pasa del punto de frenada. Perder la concentración durante un instante significa romper el auto, pues generalmente una barrera de contensión siempre lleva las de ganar cuando se enfrenta contra un pequeño auto de menos de 600 Kgs.

Esa carrera es tan especial, que las prácticas que normalmente son el día viernes, se hacen el jueves. Pues eso deja a los pilotos la tarde/noche del jueves libre para dedicarse a actividades de playboy. Supongo que el sentido de la vida se pierde al conducir autos tan veloces y es necesario reencontrar ese sentido entregándose a los placeres materiales.

El caso es que al encender el televisor, mi intención fue sintonizar el canal 520, que es FoxSports, sin embargo, la falta de coordinación de mis dedos dormidos (no que despiertos coordinen mejor) me hicieron presionar 527, y ¡oh, sorpresa! SPEED Channel abierto en el paquete básico de Sky: justo lo que se necesita para ser feliz.

De hecho, no sólo estaba recibiendo el canal, sino que en ese momento estaban transmitiendo la práctica en vivo. ¡Ah! que forma tan agradable de iniciar el día. El simple hecho de pensar que voy a poder ver un GP de F1 sin estar escuchando las voces de el 'Tano' Fazzini, Adrián Puente y Fernando Tornelo me hacen sentir un tanto mejor, aunque una segunda consideración a esa expresión de júbilo y felicidad me hacen darme cuenta que Peter Windsor y Bob Varsha no son mucho mejores, sólo cambian el acento argentino por el gringo, pero siguen diciendo la misma cantidad comentarios que no hacen más que confundir al televidente no entrenado en las artes de la F1 (¡vaya!, ahora resulta que la F1 es un arte).

Pensando por tercera vez en esa situación, me di cuenta que lo importante no es el idioma de las tonterías que dicen los comentaristas (a quienes se les agradece el tenernos informados de cosas relevantes como si Anthony Davidson se ha pasado en la frenada o no (aclaración que resulta un poco más que obvia al estar viendo como el Honda pierde la llanta delantera izquierda al rozar la barrera en St. Devote)). Lo importante es que en SPEED el sonido de los motores es más nítido y la mezcla del sonido ambiental tiene un volumen más elevado en comparación con lo que hace la producción de FoxSports. A final de cuentas el sonido es muy importante.

Hace un par de años, había quedado con mi esposa, que la siguiente vez que pudiéramos, iríamos al autódromo juntos. Para explicarle con ejemplos vivos el por qué me apasiona tanto el deporte motor. Y la carrera de Champ Car de hace 5 días en el Fundidora eran el escenario perfecto. Sólo había un pequeño inconveniente, o debería decir: pequeña.

La temperatura durante el fin de semana fue cercana a los 40ºC y no había una nube que protegiera de los rayos del sol. Y mi esposa está en su semana 36 de embarazo. Lo cual hizo que asisitr al Parque Fundidora fuera algo poco prudente.

Eran las 10 de la mañana del domingo, día de la carrera, y el Escort color Moka Metálico (complicado nombre para decir: color arena) estaba pasando enfrente del parque. Conduciendo iba un Xig que se ha visto rondar en este blog, y en el otro asiento, mi esposa. Había decidido llevarla a que apreciara algo que, para mi, es justificante del costo del boleto de entrada: El sonido ensordecedor de los motores de carreras.

Sin bajarnos del auto, dimos 3 vueltas al parque, en espera de que iniciara la sesión de Warm up previa a la carrera. Al iniciar la segunda vuelta, se escuchó como encendían uno de los motores Ford 2.65 V8 Turbo. En ese momento mi esposa me dijo: '¡Ah! ya lo escuché. Parece que no hacen tanto ruido.'

Unos segundos después los decibeles subieron mientras el auto se alejaba para iniciar su primera vuelta. No podía ver el auto, pero escuchar ese motor bien afinado, llegando a 12,000 RPM, me hicieron recordar qué es lo que se siente estar cerca de uno de esos.

Mi mente comenzó a vagar, una de mis personalidades pretendía conducir el Escort sin chocar, otra intentaba explicarle a mi esposa lo fascinante que es un motor de un auto de carreras, y el resto de las personalidades buscaban mi billetera para bajarse a comprar los boletos.

Afortundamente pude retomar el control antes de que cosas malas ocurrieran (como un choque, o haber comprado boletos) y nos dirigimos a la casa para ver la competencia desde la tranquilidad del hogar, sin el calor sofocante del medio día. Bueno, yo vi la carrera, mientras mi esposa dormía y mi bebita se movía en su vientre, casi la pude escuchar decir: "Vamos al autódromo, papi". Aunque pensándolo otra vez, más bien me estaba diciendo: "Bájale al volumen."

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