La sensación de adrenalina que corre por nuestras venas después de que nos hemos salvado de una catástrofe... simplemente: adictiva.
Después, casi sin hacerlo consciente, adquieres la capacidad de analizar otras variables del entorno que antes no considerabas (o en el peor de los casos, que ni sabías que existían).
Y es entonces que sabes dónde se encuentra el límite, y consciente e inconscientemente, empiezas a buscar un nuevo límite más allá. Buscando que el proceso se repita. No puedes evitarlo.
Después, casi sin hacerlo consciente, adquieres la capacidad de analizar otras variables del entorno que antes no considerabas (o en el peor de los casos, que ni sabías que existían).
Y es entonces que sabes dónde se encuentra el límite, y consciente e inconscientemente, empiezas a buscar un nuevo límite más allá. Buscando que el proceso se repita. No puedes evitarlo.
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