No es común, pero sí fascinante, cuando nos enfrentamos a ese volatil estado de ánimo en el que constantemente cambia nuestra percepción de la realidad, específicamente del tiempo.
Y ahí está otra vez, 18 años que parecen un ayer, rápidamente se convierten en 18 años que parecen una eternidad... y vuelven a ser un ayer.
Definitivamente es difícil encontrar el tiempo necesario para extender este tipo de ideas. Supongo que eso será algo que ya trataré posteriormente.
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