Con cada fin de año, celebramos el fin de un ciclo y el inicio de uno nuevo.
Muchas veces aprovechamos este suceso para definir cambios radicales en nuestra vida. No obstante, con o sin cambio, 'radical' es la palabra que sale sobrando. Si escuchamos detenidamente todos los acordes, y si en algún momento de lucidez comprendemos el ritmo, nos daremos cuenta que todo ya se veía venir.
Otras veces, por estas fechas al menos deberíamos celebrar que nuestros ancestros fueron lo suficientemente inteligentes para entender los movimientos de los objetos en el cielo, movimientos que hoy fácilmente pasan desapercibidos. Con el paso del tiempo, con la adquisición de la técnica y el conocimiento, simplemente obviamos, ignoramos o perdemos la esencia de las cosas.
Muchas veces aprovechamos este suceso para definir cambios radicales en nuestra vida. No obstante, con o sin cambio, 'radical' es la palabra que sale sobrando. Si escuchamos detenidamente todos los acordes, y si en algún momento de lucidez comprendemos el ritmo, nos daremos cuenta que todo ya se veía venir.
Otras veces, por estas fechas al menos deberíamos celebrar que nuestros ancestros fueron lo suficientemente inteligentes para entender los movimientos de los objetos en el cielo, movimientos que hoy fácilmente pasan desapercibidos. Con el paso del tiempo, con la adquisición de la técnica y el conocimiento, simplemente obviamos, ignoramos o perdemos la esencia de las cosas.
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